viernes, 8 de abril de 2011

CONCEPTUALIZACION DEL FUTURO

CONCEPTUALIZACION DEL FUTURO
EL GRAN PASO: TEMOR AL FUTURO
En la "normalidad" del proceso de la adolescencia surgen conflictos de índole emocional que ponen de manifiesto los desequilibrios sufridos por el individuo que busca establecer su identidad adulta
En la lucha por moldear su personalidad definitiva, el joven se expone a la angustia que le causa obtener su independencia y definir sus aspiraciones a desarrollarse como persona adulta, provocada por tener que desenvolverse en un medio que no conoce ni domina, y el que muchas veces considera como amenazador.
Así aparecen dos fuerzas internas opuestas que operan sobre la conducta del joven. La pérdida de los privilegios de la infancia lo retienen en su avance. La aventura, el desafío de la vida adulta lo impulsan. En su interior entiende que para acceder al mundo de los adultos (con sus ventajas y libertades) debe arriesgarse a perder la seguridad y los privilegios que goza por ser un niño. Esto significa abandonar voluntariamente la protección que le ofrece el entorno familiar y social, para abordar, sin mucho conocimiento, las tareas de una vida adulta.
A su vez el medio social, de los adultos, condiciona este proceso de formación de la personalidad, imponiendo reglas o normas sobre el tipo de conducta esperada (modelo de éxito). Estos códigos difieren de los aprendidos durante la niñez, donde se enfatizaba la cooperación, la consideración de los derechos ajenos y el compartir con los demás.
El adolescente descubre que el mundo se rige por reglas diferentes respecto de las que ha sido entrenado para cumplir. La moral esperada no es la recibida.
También el entorno impone al adolescente la necesidad de dominar conocimientos que requieren de largo aprendizaje o entrenamiento, lo que agrava los sentimientos de insuficiencia, ya que mientras dure el proceso de aprendizaje deberá, en la mayoría de los casos, continuar ligado a la protección familiar, de la que precisamente desea despegar.
En el centro de todos los elementos, se encuentra el adolescente tratando de crecer y de establecer su identidad en un mundo en permanente cambio, que por esa misma razón no comprende, ya que le resulta imposible poder predecir lo que ocurrirá, incluso en el futuro más cercano. También se encuentra con que es nula la posibilidad de participar personalmente en el control o modificación de los cambios que se están produciendo. Es un mero observador de los mismos, y un directo destinatario de sus efectos.
Ultimamente, como consecuencia del fenómeno de la posmodernidad, se agrega un nuevo factor condicionante, que ahonda aún más su situación de inseguridad: el conocimiento de las consecuencias que produce la inestabilidad social en la seguridad de sus propios padres, que sufren a su vez la imposibilidad de definir con claridad el futuro del grupo familiar.
El adolescente observa a sus padres reaccionar con temor ante tal circunstancia, aumentando de este modo sus propios miedos. Un modo de reaccionar ante este temor es la actitud de negar el peligro. En oportunidades este accionar va acompañado de la ejercitación de intimidaciones y amenazas al prójimo, o con agresión y represiones irracionales. "La ansiedad asociada a la falta de confianza y temor al fracaso libera una cantidad de actitudes defensivas secundarias: timidez, sumisión, credulidad, o en el otro extremo rebelión excesiva, beligerancia, tácticas de intimidación y una variedad de otras tendencias compensatorias." N.W. Akerman
"El temor al fracaso y al ridículo inhiben iniciativas y convierten al adolescente en un ser introvertido que solo pueden superarse a través de la adquisición de conciencia de sus propias limitaciones." Encic. de Psicol. Infantil y Juvenil
Otros modos de enfrentar sus angustias es sumergirse en actividades desenfrenadas y dedicadas casi exclusivamente a proporcionarles placer instantáneo. Las adicciones y la delincuencia son las consecuencias. Como alternativa se pueden entregar con fanatismo participando de movimientos políticos o religiosos.
"Con frecuencia el adolescente se somete a un líder que lo politiza y, en el fondo, reemplaza a las figuras paternas de las que está buscando separarse o no tiene más remedio que buscar una ideología propia que le permita actuar de un modo coherente en el mundo que le ha tocado vivir, pero si es así, no se le da el tiempo para lograrla, se lo apremia y responde con violencia." A. Aberastury
Por último algunos optan por "bajar los brazos" y convertirse en seres amargados, desilusionados, incrédulos y sin capacidad para encarar las responsabilidades de la vida adulta. Estos han suplantado su esperada actitud rebelde por la indiferencia.
"Considero que esta neutralidad pasiva es quizá más grave que los conflictos violentos entre las generaciones. Lo contrario del amor no es el odio (el odio es lo mismo que el amor) sino la indiferencia, la neutralización de las relaciones, el silencio contra el que no se reacciona, considerando que está en el orden de las cosas de este mundo en declinación." F. Dolto
Mientras el adolescente sufre angustias y temores por su futuro, los medios de comunicación lo consideran un público importante. Las empresas saben que son un mercado de peso y generan toda clase de productos para ellos.
Estos mismos medios masivos de comunicación difunden a su vez un modelo de adolescente feliz, casi sin conflictos, y por lo tanto sin angustias. Sin embargo, los problemas más serios de la sociedad actual: la violencia, las drogas y el SIDA los encuentran entre sus víctimas principales.

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